Hablemos de hoy, de ahora. No de ayer ni de mañana.
Hoy vi una foto tuya y te extrañé. Te supe tan
lejos. Pero me hice el indiferente: "Ah, no sé quién es". Dije. ¿A
quién quise engañar? Si te conozco, y más de lo que piensas.
El olvido es una fantasía, dicen, pero yo no lo
creo aunque cueste. Si alguna vez logré olvidar al amor -el amor- que me
sacudió el mundo, que me destrozó en dos pedazos como si hubiese pasado un rayo
a través de mí; el amor que fue construyendo parte de mi identidad que llegué a
odiar, luego a reconciliarme. El amor que define pero duele. Entonces, también te puedo olvidar a ti. Sí, a ti. Te hice lugar en mi corazón, en mi mente, dejé de
cuestionar cosas tan superficiales de la vida para cuestionarte, pensarte,
tenerte presente y al fin sentirme vivo. Inventando las razones para hablarte,
para consolarte.
¿Puedo decir que durante todo aquél tiempo tuve
alguna opción?, ¿Tengo yo el derecho de reclamarte cuando no somos nada? El derecho
de pensarte, de soñarte.
¿Puedo decir que fue justo todo lo que pasó?, ¿Qué
es justo y qué injusto?, ¿Qué importa? Somos nada, pero tú eres todo. Y yo, nuevamente
nada.
Duele aún más no poder reclamar algo que nunca fue
mío. Lo único que me pertenece es mi vida y mis decisiones y eso ya bastante me
asusta. Me desanima.
¿Se puede apagar el dolor con un simple botón? Esa
respuesta ya la sé. Al dolor hay que atravesarlo, permitir su duelo y seguir de
pie, adelante y en vida, dispuesto a ganar más sabiduría. Pero ¿Qué hago con la
sabiduría? Mucho, lo sé. No volver a repetir el mismo error. Pero hablando del
ahora que son las 07:37 p.m, no hago nada con todo lo que sé. Solo hago la
ausencia, como las palabras. Como dice mi querida amiga Vale. ¡Claro que te
entiendo! Pero... no somos iguales. Tú no estás, anda a saber a dónde fuiste a
parar. Creo que te consumió el dolor, dejaste que la muerte te ganara.
Yo estoy acá -aunque a veces quisiera estar allá- Yo le estoy haciendo frente a mi dolor -pero no
deja de doler saberlo-
Mi abuelo, mis amigos y amigas... ¿Me estarán
mirando desde arriba?, ¿Podrán sentirse orgullosos de la persona que erguí
frente a tanto sufrimiento? Bueno, hago lo que puedo. Y es demasiado. Pero,
claro, para mí nunca es bueno ni suficiente. Para mí la vida es injusta, es un
constante duelo, la separación del amor no correspondido. ¿Qué es para ti?
¡Demonios, es una vida y ésta vida no se repite!,
¿Qué estás diciendo, pensando?
¡Vida! ESO. (Eso y nada, y todo. Eso, tú, mis
pensamientos y yo)