Y otra vez me encuentro solo, vagando a oscuras con la cara roja e
hinchada y sintiendo cada vez más el peso de mí mismo, dando mil vueltas en la
cama sin poder dormir, intentando encontrarle explicación a cosas que no tienen
sentido y mucho menos importancia, volviéndome a sentir frágil
después de intentar evitar a toda costa sentirme inútil después de que yo mismo
me prometiera no ser el mismo niño llorón y quéjico, intentando sacar emociones
a rostros vacíos, a sonrisas falsas y palabras carentes de sentido. Me
encuentro con unas ganas inmensas de atacar el mueble lleno de alcohol y
olvidarme de todos los problemas, de emborrachar a la vida, de ahogar mis
pensamientos en litros de whisky y olvidarme de... Sentir que puedo
controlarlo todo, que todo está en mis manos, creer que cambiar las cosas está
solamente a mi alcance, que si esto no es lo que esperaba no es culpa mía,
gritar que me importa una mierda lo que piense la mayoría.
Todos nos sentimos solos de vez en cuando aunque estemos rodeados
de gente, pero a veces la gente no es suficiente, nosotros preferimos personas.